domingo

Seremos viejos en cuerpos que adolecen
En ropas que guardan formas de rebeldía dentro de humanidades que nos imponen otras modas
Seremos viejos en el mismo infierno de una edad que nos sobra con experiencias nombrantes
Seremos juventud perdida en el medio de un grito
Haremos equilibrio en la cornisa temiendo y ansiando caer

No ama las respuestas

Un hombre solo, con su cuadro fresco. 
Le puso rayas densas, sobresalen del lienzo los cúmulos de óleo. 
En el pincel armó los colores, dando matices. Mezcló blancos y negros con tonos de oscuridad. 
Se ve un punzante horizonte haciéndole preguntas a quien osa ponerse enfrente. 
¿dónde llega? ¿cuál es el destino del andar? ¿qué quiso expresar el pintor?
Eso queda por parte del público, esperando r
expuestas que sinceramente sólo existen en su interior.
Y el pintor hizo hasta los pliegues de la tela con profundidades pinceladas.
Está parado, casi tan cerca que si se balancea levemente lo toca.
Huele el aceite de las pinceladas, le demuestran que aunque no pueda recordarlo él puso esas líneas allí.
A él sí que le tienen respuestas, pero no sabe descifrarlas.
Él las generó para que le enseñen algo de sí mismo.
Está tan enmarañada su cabeza, que ni se reconoce en ese cuadro.
Qué es?
Un paisaje, un conjunto de colores surreales, conceptos.
No lo sabe.
Abstracción, responde a los que hostigan su momento de amnesia con preguntas.
Absorto queda prendado de la imagen que no entiende.
Tampoco a sí mismo
No quiere ver más ese cuadro, que se lo lleven.
Lastimado antes de pintarlo, tomado por la locura mientas pintaba, ajeno viendo la obra.
¡Que se lo lleven! Le hace daño.
Simula disfrutar de una venta, sabe que esas respuestas no podrá obtenerlas sin detenerse frente a su obra querellante.
Ya no la ve, ya no lo lastima.
Se llevaron una parte de su quebrantado cuerpo
Y ahora se pregunta
¿Cuántas obras concebiré antes de partir?