No sé por
qué la llamo Perla, tal vez por lo mismo que ella me nombró Linda y ese dista
de ser mi nombre. Ni siquiera refleja mis facciones.
Una más
entre mis historias, de esas que no se previenen.
Dolina
aplica una verdad irresistible a la condición del amor manifestando que como el
arte, el amor sucede.
No pretendo
enclaustrar a Perla en mis amores, ella es libre y no va a encausarse en un
amor conmigo. Seré siempre Linda; aquella que una noche le encandiló la boca.
Seré alguna
vez mi nombre, aquella que un martes de lluvia convertido en miércoles porque
las horas pasaban, la invitó a cumplir sus deseos y curiosear en el mundo lila.
Perla
tendrá para mí una sonrisa inolvidable, unas medias rojas que cubrían sus
piernas de mis fantasías y detuvieron mis dientes por algunos minutos.
Luego fluyó
el fuego.
No sé por
qué me viene su imagen en mi cama conversando, mirándome tan profundo como
intentando entender, intentando sostener el tiempo en ese espacio que creo fue
solo un disfrute vacacional en una pausa de su vida.
En el
porteño techo de un entresemana, por unas horas, compartimos innumerables
besos.
Después, la
nada que siempre aparece.
Las realidades
que siempre golpean.
Perla no va
a volver a llamarme Linda, ni dirá mi nombre real para el encuentro conmigo.
No contaré
con su presencia y brillaré en su recuerdo por mi ausencia.
Quedaré en
su historia como la primera, alguna memoria tierna me recubrirá y pasaré a ser
anécdota.
Su novio le
temerá al rocío de alguna mañana.
Sabrá que
para Perla no volverá a ser inocente su disfrute entre paréntesis al sentirse
mojada por la sutileza que tiene cuando se posa en su piel.
Bella,
simple, inoportuna.
Como de
costumbre, quedo sola.
Perla también
llenará mi anecdotario, pero nunca será una más, tal vez una menos.
No sucede
tan seguido que una piedra me anide en el corazón.
Ni mirarte
en fotos para otros puedo ya, ni llamarte, ni escribirte.
Quedará cual
musa rondando en algunas de mis líneas. Exprimiré mis memorias de pocas horas
lo suficiente como para dosificarlas y que se repliquen.
Por un
tiempo no podré disfrutar el calor de otras, ya sé que me visitarás en los
momentos más inadecuados, sólo por mi locura que te invita callada. Solo por tu
astuta ausencia que le pinta nubes a mi cielo.
Tal vez nos
encontremos cuando la garúa matinal no te alcance y yo…haya borrado de mi lista
los puntos que te presentan imposible.
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