viernes

Maligno Sr Neuro

Te imploro que aparezcas, miedo
Necesito sentir tu sabor en mi miel.
Las ideas desordenadas combinan con las prendas de mi placard e intento darles forma pero es inútil, la realidad, las distancias y los tiempos imprevistos se apoyan sobre ellas.

Ideas que en mi mente parecen desfilar entre carriles de algodón que las cautivan y persuaden para atraparlas en la comodidad que invita a dejarse llevar.

Los sentidos se confunden y al acostarme tu olor me distrae.
Sin saber quien sos, me expongo.
Muestro mis secretos, transparento aquello que me vulnera.
Tal vez ahi está el maldito Señor Neuro escabullendose para alejarte, para resguardarme.
Quién quiere ver de alguien sus miserias en una noche, de qué sirve embanderarse tras los tules del desparpajo.
Diciembre traerá nuevamente la soledad porque encargaré las flores para el entierro de este sol atrayendote mariposa a la luz para que te quemes velozmente.
¡Ahi estás, miedo!
Ahi está tu sabor.
Te descubro maligno,
te dejaré explayarte cuando llegues ya que otra no me queda.

Por ahora, me queda disfrutar de tu azulada mirada que me impregna el día entero de luz,
me queda recordarme entre tus suaves brazos que distienden mis suspiros,
me queda sambullirme en tu boca, donde mis besos se vuelven vino tinto.
Me queda sentarme a tu izquierda y esperar sorprenderme en un no-lugar donde las no-cosas pueden pasar.

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