domingo

Seremos viejos en cuerpos que adolecen
En ropas que guardan formas de rebeldía dentro de humanidades que nos imponen otras modas
Seremos viejos en el mismo infierno de una edad que nos sobra con experiencias nombrantes
Seremos juventud perdida en el medio de un grito
Haremos equilibrio en la cornisa temiendo y ansiando caer

No ama las respuestas

Un hombre solo, con su cuadro fresco. 
Le puso rayas densas, sobresalen del lienzo los cúmulos de óleo. 
En el pincel armó los colores, dando matices. Mezcló blancos y negros con tonos de oscuridad. 
Se ve un punzante horizonte haciéndole preguntas a quien osa ponerse enfrente. 
¿dónde llega? ¿cuál es el destino del andar? ¿qué quiso expresar el pintor?
Eso queda por parte del público, esperando r
expuestas que sinceramente sólo existen en su interior.
Y el pintor hizo hasta los pliegues de la tela con profundidades pinceladas.
Está parado, casi tan cerca que si se balancea levemente lo toca.
Huele el aceite de las pinceladas, le demuestran que aunque no pueda recordarlo él puso esas líneas allí.
A él sí que le tienen respuestas, pero no sabe descifrarlas.
Él las generó para que le enseñen algo de sí mismo.
Está tan enmarañada su cabeza, que ni se reconoce en ese cuadro.
Qué es?
Un paisaje, un conjunto de colores surreales, conceptos.
No lo sabe.
Abstracción, responde a los que hostigan su momento de amnesia con preguntas.
Absorto queda prendado de la imagen que no entiende.
Tampoco a sí mismo
No quiere ver más ese cuadro, que se lo lleven.
Lastimado antes de pintarlo, tomado por la locura mientas pintaba, ajeno viendo la obra.
¡Que se lo lleven! Le hace daño.
Simula disfrutar de una venta, sabe que esas respuestas no podrá obtenerlas sin detenerse frente a su obra querellante.
Ya no la ve, ya no lo lastima.
Se llevaron una parte de su quebrantado cuerpo
Y ahora se pregunta
¿Cuántas obras concebiré antes de partir?

viernes

La naturaleza del volcán

Ganas de vivir, dónde se me escondieron? 
Dando vueltas profundizo el espiral de sensaciones altruistas que me alientan a quedar en una zona vacía donde ser para otros. 
Por qué regalo mis colores?
Qué me atrapa al gris? 
Legado de vidas que me he impuesto
Sequía que se entromete.
Ya no advierto futuros
El relieve de mi imagen no logra revocarse, veinte albañiles picando obstruyen las salidas pero no llegan a deshacer la corteza.
Es no que entienden! no se rompe a los golpes la cáscara!
Lo dije demasiadas veces…
Pero no se hablar, a ver si así lo entienden 
¡la autodestrucción copia a la naturaleza del volcán!
Adentro la lava hierve, descompone, confunde. 
Corroe.
Abonaré la tierra siendo gris. 
Cuando fui génesis de naranjas iluminados que se mezclan con rojos y detalles amarillos que otorgaban más luz, todos hoy convertidos en pardo humo.
Ceniza de mí la que verán.
Ausente de color ya no quedan ni pocas vidas
Y el valor de vivirlas, quién me lo regala?
Ya en mi lava se ha perdido no puedo encontrarlo. 
Qué sonrisa me devolverá a la vida?
Que mirada me reflejará viva en este dibujo que solo veo daltónica y porfiada

martes

Se aventura

Alba era religiosa, ortodoxa en su credo. 
En él encontraba una respuesta a casi todo y lo que no encajaba lo disimulaba tras el vértigo.
Cada día le rezaba, le temía y alimentaba devotamente a su dios. 
Dios con el tiempo se fue volviendo más y más exigente. La creyente aún con torpeza intentaba seguir los lineamientos, la mantenían a salvo. 
Estaba persuadida que si moría, sus pecad
os serían perdonados por su impaciente necesidad de compadecer ante los preceptos de su culto.
Alba no era tonta, simulaba para poder desandar e ir sin carga por el delineado camino entre espejos rotos. Ahí reside la contrariedad. Lo inculto, oculto en la zaga de palabras rimbombantes. Algún día se iba a quitar la venda.
Ortodoxa aún asumía un grave problema en su fe. Las liturgias de la misa contemplaban la solemnidad de los discursos y se mezclaban con un dictamen analítico.
Su fe, como ninguna otra, admitía el pensamiento crítico. Fue ese su mayor error.
Las religiones no se critican, se sienten.
Ella ya no sentía. Criticaba, pensaba, analizaba. El sentimiento la había abandonado.
La necedad se alborotaba en su alcoba impidiéndole culminar el ritual del misticismo.
Se hizo prisionera, pero no consiguió reconocimientos por ello. Le habían dicho que la clausura era un espacio donde las devotas pueden refugiarse cuando más lo necesitan. Ese lugar no le estaba habilitado, sus luces no se lograban cubrir fácilmente.
Tenían miedo que pudriera a las demás manzanas con su cercanía. Le vedaron el convento.
Se hizo hereje entonces, pero no la desterraban ni la masacraban en la plaza del pueblo. La ignoraban. Cualquier acción pública lograría generar adeptos y ese no era el plan. Alba debía convencerse y partir, sin mediar presiones ya que las advertiría.
Todo a escondidas, todo en penumbras a la luz del día. Si quería irse debería hacerse cargo sola de la apostasía.
Elegía quedarse, pues al menos gozaba de una fe, una creencia. Su ateísmo allí se detenía, tal vez ya podía manifestarse agnóstica sin embargo poseía un dios. O un dios la poseía.
Un día una piedra la despertó, le ajó la sien. Devastó a su dios que andaba distraído y perdió el partido con su tan temerario competidor.
Se volvió triste, se perdió entre discrepancias.
Ni dios, ni patrón, ni marido gritó desgarradoramente.
Su ortodoxia cambió de eje.
Ni dios ni patrón ni marido, escuchó fuerte un rezar.
Repitió y al intentar recrear la plegaria ya las palabras sonaban nuevas, no eran repetición sino creación genuina.
Al andar Alba confirmó, ni él como dios, ni él como patrón, ni él como marido.
Al amanecer Alba se sintió libre, sol profundo que recordaba su nombre regó su piel de colores. Madrugadas embebidas de placeres reprimidos comenzaron a echar raíces, tardes, noches, mates.
Caminó de la mano, alzó la voz. Embanderó su lucha.
Alba dogmática, aún leal a su dios, se detuvo.
Atinó deleitada a levantar la mirada.
Vio su piélago amplio de horizontes inabarcables. Dejó su miedo, tomó su ser.
Acertó su rezo, compartió en lágrimas tendidas sus anarquías.
No entiendo, yo te amaba! - clamó
No entiendo, yo defendía nuestro credo!
No entiendo, yo no sigo. Aquí me quedo!
La vi erigir sus rumbos, la vi feliz entre opacidades.
Su cuerpo cansado a veces le reclama, pero entre arcoíris le regala sosiegos.
Alba disfruta, toma la palabra. No es casualidad. Es deseo, es acción pero sobre todo, Alba se aventura.

Frenar

La idea reaparece
Intentan inducir con teorías mis tibiezas
Por momentos, se enfrían 

¡No es a vos, es el simbolismo de la muerte! 
Argumentan 
La distancia, frenar antes de pasar al acto. 
Me convencen
Peco de cobardía. 
Quizás soy más cobarde de lo que me creo, tal vez soy menos de lo que me pienso.

Hoy me salvo pensando las formas del momento, me dan placer estas salidas
Me encuentro en esos escapes.
Sin embargo no logro desanimare, sacarme las ánimas que me habitan para que no aparezcan ni unos ni otros.
Ni los que esperan, ni los que empujan en la cornisa.

Deseo
Ya no sé qué deseo

Arde de dolor

Reboto entre paredes húmedas, pegajosas.
Verdes casi marrones, con intrépidos animalejos que se entremezclan con el moho.
Los huelo enviciada. 
Me dan asco, pero son mis animalejos.
Fantasmas? No, realidades en sueños despierta.
Reboto y en cada golpe mi cuero se vuelve más débil, el calor del rozamiento empezó a quemar la ulcerada piel.
Arde el dolor y se vuelve conocido.
Los animalejos entran po
r mis ojos.
Toman la lengua a latigazos.
Despotizan mi respirar cansado.
Bebo sin freno para sacar el hedor de sus asentamientos, han creado una aleda en cada sector de mi cuerpo.
No logro barrerlos, quitarlos, matarlos.
Me habitan, me pudren mientras procrean y se multiplican en la tibia sangre de mi cuerpo que por momentos,
arde de dolor

Principejo



De lunes a viernes mira al cielo esperando ver pasar una paloma, esas que en Buenos Aires abundan por doquier.
Escondiéndose porque en verdad quiere ver a su Paloma.
Busca excusas para llamarla pero no le hacen falta.
Su Paloma activa sola, ella hace todo sola. Construye y destruye historias a su velocidad, vuela rápido. Más que otras.
Es aquello que él ideó alguna vez como perfecto pero llegar a ver el sueño cumplido le da terror a los que carecen de coraje.
Al llegar el sábado él tiene que encontrarse con la coartada escapatoria que lo salva de ver su vida como la planeó, el sábado salvador donde expía sus culpas y se envuelve en una relación inocua.
Con otra.
El trabajo de sábados, domingos y feriados es manso. No es la montaña rusa por dónde transita la semana.
Paloma tiene un ala rota y cree que no merece algo mejor que su principejo perverso.
El dolor del ala la ha dañado tanto que volvió perversa cualquier idea de pareja.
¿Cómo va a tener pareja si sus alas no lo son?
Es lindo verla volar aunque a veces hasta me da miedo.
Tan sola, Paloma. Tan lejos.
Por lo general uno ve a un pajarito de estos y piensa que es igual a los otros.
Sin embargo, no sé cómo se las ingeniaron ratas de ciudad aladas para ser el ícono de la libertad. Debe ser por algo.  
Viendo hoy a Paloma generar estrategias imparables para conseguir su propósito pienso que conquistó ese nombre. Ella es libre hasta del suelo, de la historia, del género.
Hoy no es domingo, no es feriado, no es sábado.
Pero él no la atiende.
¿Habrá mirado el cielo?  
Él tiene un trabajo de sábados, domingo y feriados.
Así la llama a la Otra. Trabajo.
Desde mi mirada feminista es inaceptable una persona que llame a otra “trabajo” pero a Paloma le importan tres zanahorias mis miradas.
Ella confía en que la dejará.
Principejo tiene la dosis justa de maldad que imanta todo el espectro a su alrededor.
Algunas al darse cuenta de ello saldrían corriendo, pero la valiente paloma desata vientos de conquista, es una guerra contra ella misma.

Empieza el fin de semana, Paloma sabe lo que significa eso. Su amor constante se verá atrapado por la realidad que descaradamente le tiró en la cara. No miente, es abiertamente león (diría en otro escrito) y eso también detiene a Paloma a su lado perdiendo el tiempo, pero lo elige.
¿Por miedo?
No lo sé, sostengo el interrogante. 

Renuncio

RENUNCIO

A remar con los miedos de otros
Teniendo que comprender los tiempos incoherentes
A tomar la bandera de la espera
Compartiendo mis anhelos en conversaciones infames
A escuchar excusas
Infiltrándose en mis venas entre culpas que no me pertenecen 
A dormir entre despierta
Entreteniéndome con las luces
A aventurarme seducida
Poniendo mi actitud como blindaje

También lloro, también tiemblo
Incluso tengo miedos
También dudo, también pienso
Aún cuando te cuido
También susurro, también beso
Sin pedidos ni reclamos

Pero me abatieron
Las evasivas, los pretextos, la enorme proliferación de novelas similares que no permiten más que obturar el avance
Yo sigo, renuncio hoy a ustedes
A los que no responden
A los que mienten
A los que temen

Me quedo acá, caminando
Ya no espero,
Ya no remo,
Ya no me entretengo en estrategias
Estoy parada frente a vos, desnuda de maquillajes
Sin ningún antifaz, no soy heroína
No soy siquiera droga

Naturaleza, tal vez eso sí sea.
Perdón, tal vez de eso tenga demasiado
Mirada, mierda…de eso sí que peco.
De no poder dejar mis ojos en el cajón de la mesita de luz para poder encontrarme amparada ante el murmullo a gritos de los temerosos.
Voy a cerrarlos, dar vuelta la cara.
Ya no te espero, ya no te pienso más que en estas líneas.
Te regalo esos momentos, no me sirven de nada
Te regalo el ego engrandecido al sentirte seducido sin histerias
Te regalo esos besos, no me alcanzan

Hoy renuncio
No quiero más dudas, no quiero más derivaciones
No escribo para vos, ya mis letras abandonan este juego
Mi corazón libre no llegó a acunarte y mis ojos…
Mis ojos rogarán por no mirarte.

lunes

Mirando al mar

Quiero guardar en mi memoria tu inmensidad.
Recordar con un respiro tu constante despertar.
Impacible y desbocado te presentas ante mi diminuto compartir en tu orilla.
Quiero que mis oídos tengan la libertad de invocarte cuando el ruido estrepitoso de la ciudad los ensordezca.
Como harán tan nimios para concentrar en su cavidad tan bella armonía? 
Quiero confundirme. 
Aventurar mi suelo en arenas,
 pensar que es refugio, destino, hogar. Plantarme.
Quiero pero no será oído el deseo, le cosen la voz los miedos, el desandado camino de cambios que no puede volver a envalijar historias.
Me quedo, te disfruto a medias y sostengo mis privaciones al no tenerte.
Serás mi eterno Godot, serás la espera sin devenir, serás anhelo, serás...

Conjuro

Ensayo conjuros sin rima
Provocativos pensamientos que repasan los pequeños lazos que nos atan. 
Caprichoso aquel hechizo que nos enfrentó en la arena mojada, no entendió nuestras listas de innumerables "no". 
¡Abra la luna sus detalles en mi cuerpo, que los recorra con sus manos y no sólo entre sus ojos!
¡Abra el viento con gotas de agua mis labios, que se calle mi voz inoportuna con la proximidad de su aliento!
¡Abra la luz el resplandor de sus fulgores, que vea cómo se dilatan mis pupilas sí se acerca!
¡Abra el rocío madrugador su romance, que me tome del cuello en el amanecer y no se vaya sin su beso!
¡Abra el silencio su espacio, que se construya un puente con las palabras que no decimos!
¡Abra el calor su potencia imantada, que se junten nuestros cuerpos hasta chocar las pestañas! 
Repito, así cuenta la historia que se cumplen los conjuros.
Repito ¿cuántas serán las veces necesarias?
Repito ¿qué tono tendré que hacer al jugar con mi voz? 
Repito...¡Abra el mar! ¡Abra el mar! ¡Abra el mar! Que cierre sus ojos para poderme desatar! 

viernes

Entre objetos


Antes, idiota pensaba que los usaba como objetos.
Los trataba así sólo para poner sobre sus cuerpos el aislante perfecto.
Luego descubrí que la única que se ponía al servicio de su placer era quien les grita esta noche.
De mí, nada.
Del placer propio, sólo ver cómo se estremecían con los tres o cuatro movimientos necesarios para cualquier temblor de primer encuentro.
De dos, nada.
Arquitectura y estrategia.
Ahora busco el par, aquellos que son sólo cuerpo no me bastan. Quiero dejar de ser cuerpo, transpirar en un encuentro entregada.
Dejar que buceen en las huellas, que reclamen la mirada.
El desayuno.
Antes dejaba mi ser fuera de la cama.
Alguien habrá disfrutado, no yo.
Dispuesta a sus reclamos, esos que creía entender, anulé las posibilidades. Decliné en relaciones infructuosas.
Y si me preguntan, qué de mí ahí? Nada o quizás todo.
Que es lo mismo, porque no hay luz sino encandilamiento.
No me veas, mirá mi cuerpo!  
No me veas, gritá mis manos!
Una vez, intentando acceder al encuentro cuando ya estabas en mis labios me desconociste.
De dónde salió este pedido, me preguntaste. De dónde esta necesidad.
Respondí que de mí, completa y perforada. De mí no todo, ni nada.
De mi con vos, pero es allí donde no había nada.
No aprendí de eso y continué entre objetos.
Busque otros, otras. Siempre igual, la nada y el todo encegueciendo.
Ya no basta, ya me desnudo con la mirada, en el primer beso.
A veces, me tiento. Es una adicción ponerme como objeto, ponerte en ese lugar también.
Pero espero no elegirla, frenar antes. No chocar en el medio de una avenida transitada por las manos y las lenguas con tu pregunta desconcertada.
Invitarte porque nada malo hay en mí que no puedas tocar.
Pero ha pasado el tiempo, no puedo ya.
Nadie me busca porque soy, me reclaman objeto.


lunes

La mugre de mi


No soy yo a la que ves. 
Será mi mugre. Una parte de ella.
El retrato se esmerila. Los bordes enloquecen.
En un momento la mirada se abisma y reconoce facciones en rostros ya vistos, se desespera el animal que me parte. No comprendo como actuar.
Sale de mí aquella que fui, soy eso. Estoy siendo eso en el momento que menos quiero.
Partículas de mi queriendo mostrarme diferente, pero no logro determe.
Saltico entre manos, entre bocas, me ves así. 
Fácil, cómoda, vulgar. 
Caduco ante la mirada que quiere verme, pero no puedo.
No me bastan las manos, las bocas.
Buceo entre oscuridades y me despierto en cualquier colchón corroído.
Quiero mi cama, te quiero en mi cama viéndome despertar y ser esa otra que tal vez no sea la que hoy tuviste que conocer acaso.
La mezcla que me encontró ese miércoles tormentoso con tu presencia inesperada, no jugó las cartas correctas, no te vi.
La primera impresión a veces no cuenta. La segunda en este caso.
Quién quiero que seas? Qué cuadro te pinté?
Con cuántas heridas me toparé hasta lograr una charla, donde no haga falta la mugre de mi.
Vuelo al innecesario mundo de la espera, intento conquistarte con destellos para que recuerdes que no soy solo noche de sábado embriagada.
Que mi sexo no es desenfreno sino libertad.
Que la libertad no me nubla la mirada, que el sexo es comunicación, que la degradante historia del barrio me convoca, me pertenece pero no soy sólo eso.
Me pregunto para qué, ya no hay caso.
Me tatúo un imposible en la frente y te alejo.
Enlisto mi conquista para convencerte de que no soy lo que viste aquella noche.
Tan sólo tu silencio.
Me enferman las gacetas arbitrarias que tenés para construirme, fotos de mis actos que por desgracia conocés vuelven mas lejana la posibilidad de la palabra real.
Revuelvo mis memorias y nada me conviene.
Seré eso?
Cargaré con esa piedra y no podré desnudarme ante tus ojos.
Embarré el camino y por si no te dabas cuenta, continué agujereando mis huecos, para que emergiera cual volcán encendido la mugre de mi.
La mugre de mí que no tendrías que haber sufrido.


domingo

Anecdotarios



No sé por qué la llamo Perla, tal vez por lo mismo que ella me nombró Linda y ese dista de ser mi nombre. Ni siquiera refleja mis facciones.
Una más entre mis historias, de esas que no se previenen.
Dolina aplica una verdad irresistible a la condición del amor manifestando que como el arte, el amor sucede.
No pretendo enclaustrar a Perla en mis amores, ella es libre y no va a encausarse en un amor conmigo. Seré siempre Linda; aquella que una noche le encandiló la boca.
Seré alguna vez mi nombre, aquella que un martes de lluvia convertido en miércoles porque las horas pasaban, la invitó a cumplir sus deseos y curiosear en el mundo lila.
Perla tendrá para mí una sonrisa inolvidable, unas medias rojas que cubrían sus piernas de mis fantasías y detuvieron mis dientes por algunos minutos.
Luego fluyó el fuego.
No sé por qué me viene su imagen en mi cama conversando, mirándome tan profundo como intentando entender, intentando sostener el tiempo en ese espacio que creo fue solo un disfrute vacacional en una pausa de su vida.
En el porteño techo de un entresemana, por unas horas, compartimos innumerables besos.  
Después, la nada que siempre aparece.
Las realidades que siempre golpean.
Perla no va a volver a llamarme Linda, ni dirá mi nombre real para el encuentro conmigo.
No contaré con su presencia y brillaré en su recuerdo por mi ausencia.
Quedaré en su historia como la primera, alguna memoria tierna me recubrirá y pasaré a ser anécdota.
Su novio le temerá al rocío de alguna mañana.
Sabrá que para Perla no volverá a ser inocente su disfrute entre paréntesis al sentirse mojada por la sutileza que tiene cuando se posa en su piel.
Bella, simple, inoportuna.
Como de costumbre, quedo sola.
Perla también llenará mi anecdotario, pero nunca será una más, tal vez una menos.
No sucede tan seguido que una piedra me anide en el corazón.
Ni mirarte en fotos para otros puedo ya, ni llamarte, ni escribirte.
Quedará cual musa rondando en algunas de mis líneas. Exprimiré mis memorias de pocas horas lo suficiente como para dosificarlas y que se repliquen.
Por un tiempo no podré disfrutar el calor de otras, ya sé que me visitarás en los momentos más inadecuados, sólo por mi locura que te invita callada. Solo por tu astuta ausencia que le pinta nubes a mi cielo.
Tal vez nos encontremos cuando la garúa matinal no te alcance y yo…haya borrado de mi lista los puntos que te presentan imposible.
  

viernes

Listas N° 42


Adoptar el banco de una plaza, pintarlo con firuletes que desdibujen mi dislexia.
Comprender que la contemplación es parte del sentido.
Dejar la crítica de lado por un segundo y convertirla en piedra. 
Concebirme
Posibilitar al renacuajo suplente de formas desavenidas que bogan en la corriente, nadan con ella en estrepitosos bramidos de rebeldía insuficientes.
Poner en un cantero mis exigencias, que se rieguen de lluvia y metamorfoseen con el sol.
Relajar el pecho.
Enderezar la espalda.
Hamacarme en una sonrisa niña.
Respirar el pasto recién cortado en un paso manso que no tenga fines ni causas.
Amar
Cantar en voz alta sin gritar, no pecar de ignorancia. Admitir que no hace falta.
Escucharte serena, sin sed.
Soportar la comida en mi cuerpo.
Tocar una vez más la arena, hacerme milanesa.
Dejar de ser peón de estancia.
Ser impertinente.
Leer
Ahuecar mi cuerpo dándole espacio al rol que no aparece.
Reclamar la voz como escape
Despejar risas entre nunca jamases.
Recordar el tono agudo del sonido y la ironía del contenido en sus palabras
Saldar cuentas con el presente
Descolgar las ideas que de tan alto no pueden tocarse.
Fascinarme sin quedar ciega.

miércoles

Cuesta la vuelta

Volver, como por un tramo denso que transpasa mi cuerpo.
No hay piel que sea barrera en el espeso y pegajoso ducto por el que camino sobre mis pasos.
Profundizando marcas.
Deformándolas con otros calzados.

Te llamé pero no contestaste, suspiré aliviada.
No sabía qué iba a decirte, solo la nostalgia de esas fotos transmutadas en su fin para movilizar otras causas.
Fue mejor, las palabras compartidas toman existencia y condenan el vínculo,
mientras están gritando en mi interior sólo es a mi a quien encadenan.

Algunas primaveras fueron la carta de la última jugada, de la última apuesta.
Sacaste el 7 de espadas y yo, el 3 de copas.
Otoños húmedos y bicentenarios fueron el acta fundante de mi retirada, de la inauguración de mis sostenidas preguntas.

Resplandor.

Necesité volver a sentir tu cuerpo, tus latidos y tu penetrante desafío.
El sonido de las palabras en tu boca tiene el valor mas inquietante.
Descoloca.
Y recurro a mi cuerpo para sentirme Sujeto, para anclarme a este mundo.
Hago pasar por mi boca el cause del regreso, de la vuelta.

Busco experiencias que liberen.
Antes no tenían tanta repercusión o por lo menos eso quiero recordar,
sacarle culpas a los que colaboraron para que levante los muros que separan mi fragmentada sensación dolorosa en el despertar de mis encierros.

martes

Ni las palabras

Ni las palabras
Imposibilidad de ordenarlas para dar forma a una mísera idea

Ni los latidos
Candombe informe de colores irresueltos

Ni las manos
Que se apegan a estos cuerpos que acarician pero no abrazan

Ni la mirada
Perdida en busca de un mar

Ni el recuerdo
Fugaz repiquetear de historias averiadas

Ni yo, sin Ello.
Ni vos, sin mí.

sábado

Sensación


Quién dijo que se puede vivir sin errores
Si pensara en mis días previos podría encontrar las respuestas, justificaciones inocuas para evitar el desborde

El viento refresca el respiro pero no alcanza
La caja se vuelve enceguecedora y sólo me aborda el desapego
Extraño la tranquilidad mentirosa de un pueblo estancado
Conservando formas que transmutan los deseos

Por qué elijo esta sensación
Por qué no puedo evitarla
Con cuántas fuerzas intento tapar su presencia
No puedo

El cuerpo se hace estampa y ya no logro calmarlo
Tiro un grito frente al espejo rompiéndolo en mil partes
Astillas que desdibujan la figura, esa que no perturba tanto como su pesado caminar por las calles de la insolencia

Los tiempos se vuelven densos
Neblina pesada
Corro la cortina de bruma pero no logro pasar entre las partículas de humedad que la forman
Entre espesores transito la historia de mis dedos
Surco las penas y me revuelvo

Necesito la culpa
La mentira que me salva
Necesito el ardor que me detiene en el pasado
Temo no poder salir de él

Busco excusas para alejarme del ahora
Conecto con la oscuridad que subsume mi presente y lo encierra
Enjaulado se siente a salvo
Cual miedo enmudecido que boga por asomar sus alas

Vuelvo, vuelo
Me escapo
Escondo

Clausuro los ojos conformándome con mediocridades
Compro un pasaje al esperable y me siento a sentir como mis luchas se desvanecen.
Ya me convencieron de su inconmensurabilidad
Ya me despojaron de las banderas
Ya soy responsable de callar

Negocio y me ensucio
Acepto
Resigno
Salto la cuerda y caigo desparramada
Las astillas del reflejo son espejo de esos días en que el pueblo me diezmaba
Quiero un sol que me entristezca
Una luz que me apabulle
Quiero una cama que me duerma
Y cunas que pregunten

Las partes de mi ser se van uniendo con falsas dosis de cariño
No me alcanza
El sexo no me alcanza
Lo material no me alcanza
La vida no me alcanza

Corro demasiado rápido y no llegan a tocarme
Vuelvo, vuelo
Escapo
Me escondo



miércoles

Disimulando al corazón


Intento disimular mi corazón, que salió de reparaciones después de tanto tiempo acallado.
Hoy me reclama valiente

Ansiedades que sobran
encriptadas en el medio de una vertiente desordenada,
miedos que toman el bastón de mando para refugiarse en desiertos desolados
de una muerte anunciada.

Alzo la voz interior
me obligo a dudar.
Callo detenida cuando las palabras suspicaces viajan contra el viento feroz de esos temores y logro retenerlas en la punta de mi lengua.
Afloran sólo aquellas que me esconden perturbando los momentos.

Ruidos
Murmullo constante entre caminos alternativos
Filtraciones.
Siento el sonido constante de una gotera que cae del techo impertinente.
Marcando el pulso.

Una noche divagamos entre armonías que aseguraron el placer.
Escondiendo inútilmente sentimientos que se evidencian con mis besos.
Devengo cuidadora de tu cuerpo haciendo cuerpo, de tu mente que se encarcela.
Tal vez allí reside tu miedo.
El que mide, critica y solicita respuestas ante demandas inocuas.
El que me abraza con una sonrisa mientras desea mi cuerpo que con tu cercanía se vuelve arena cual mediodía de un enero.

No alcanza
Sin salida, aparecen las listas que me esconden
se me imponen.
El reverso de un amor desapegado que caló hondo en las barreras llenándolas con arcilla pesada, áspera y pegajosa.

Intento disimular mis miedos
Me verás más allá de las distancias que emergen de mis palabras algún día
No se si será oportuno o tarde, quizás mis engaños te distraigan tanto dejándome escapar a tiempo para que tarde ya no sea sorteable.

Esta vez, una más me aventuro.
Quizás no sea una más…

Desatenta



A veces no te piden permiso e irrumpen.
Personas que no encajan en tus preceptos, quienes si estás atenta ni mirás, porque los bardos te impiden despegarte de las paredes que salvan.

Sin más consentimiento que una invitación alcoholizada, una mañana vuelta llegada a una casa que no era la mía, compartimos libertades.

Por las dudas que el inconciente brotando por el vino apareciera, moví mis pestañas y pregunté con sorna tu nombre después de varias horas y demasiados besos.
Esos que nunca deben existir cuando la casualidad se vuelve sexo. 

Estoy perdiendo las mañas, pensé.
En retirada no pude disimular el desconcierto.
Me dejé ver demasiado y volviste.

Juego de cosificación que no funcionó, no me lo creíste.
Golpes bajos.

Te presentás con la seguridad del observador y con la pericia del que no practica sino que vive los vínculos como posibilidades.

Y acá estoy, debatiéndome entre esperas.
La que me incita a pensarnos como un juego real y la que me detiene convencida que desaparecerás pronto, con la justificación de mis inadaptadas ansiedades favorables a la soledad que sostiene punzantes arrebatos protegiendo mi vulnerable corazón acorazado.
Cobardías que aún no descubro en tu cantar tranquilo
pero seguro tendrás.

  

jueves

Pequeño Juan

Juan come solo. Aunque podría hacer uso de su pequeñez para cobijarse en un mimo tierno que junto con una canción alusiva le permita vivir el momento de la cena como un encuentro.

Juan llama al chupete mamá. Escucharlo con su mirada demandante y temerosa me petrifica. 
Sostengo mi bronca y lágrimas que no dejo asomar para no profundizar la triste realidad de Juan al presenciar mi lucha con su madre, que no es su mamá. 
Ese lugar lo ocupa el gastado elemento de goma.

Me quedo poco tiempo, estar más en esa escena interpelaría mis batallares diarios contra la desidia logrando herir a quien no quiero, por errores que no puede dejar de cometer.

Madre está perdida. Padre obstinado y pedante no puede resolver su rol más que violentándose indiferente. Ocupan su lugar con pequeñeces en vez de otorgar un hogar a sus pequeños.

Juan come solo, porque la herencia le ha otorgado el rol de hermano. No es en primera persona, sino en referencia a quien sí consigue en la cena las miradas y atenciones. Aquel que ya no cumple con la edad para recibir en su boca la embestida de comida entibiada y cortada para que aunque sea de a porciones breves logre incorporar en su cuerpo desorganizado el alimento recalentado. Mientras Juan con una mirada comprensiva les regala una mueca sonriente liberando a padre que se queda tranquilo y sosteniendo firmemente a madre, ayudándola a ser mamá de otro.

martes

Ayudar a ser,
acompañar el crecer.
Será que tiene la cuenta pendiente,
que su historia la perturba y necesita pensar que alguno estará mejor con sus brazos, con sus palabras, con sus miradas.
La piedra acuñada en su nuca le recuerda que alguien aún la necesita.
Afirma entenderlos, no porque haya vivido sus experiencias, sólo porque consigue su confianza.
Conecta.
Descansan su batallar contra el mundo insignificante y atormentador.
Eso sí lo comparte.
La tormenta y el escaso sentido.
La niña que la habita quisiera encontrar dónde descansar sus batallas.
Empapada, camina cansada.
Prefiere ir a pie, así el barrilete lo remonta ella, lo baja ella, lo guarda.
Ella.
Donde cae genera charcos, se deja ser ahí.
Una parte se queda y adquiere otra. Con mas fuerzas, con mas profundidades.
Ahora es como uno de esos acolchados hechos de mil parches, la mirada reflejada en ellos le regala las fuerzas para cargar con sus banderas que se encausan cuando aparece para darles la palabra, cobijarlos, devanarse los sesos por un certero lugar,
donde ser sin miedos, para crecer con vuelo.


Migajas desperdigadas

Liviana esconde su forma.
Se va tachada, no encuentra sogas.
De a poco fue dejando en calles adornadas migajas de su alimento,
partículas de veneno.

El sol quema sus ojos y los cierra apretadamente, veloz arrugándose con todas las acepciones posibles.
Mas aún su fuerza interior le abre los párpados que se grandan desbocados
buscando sus basuras.

Camina sobre sus pasos, pero no quiere volver a ellas.
Se miente.
Se exige y transita los extremos.
Descubre que es una más.

Su historia se repite,
entre disfraces y detalles que parecen disimular las coincidencias.
Liviana se da cuenta de ello.

Su historia se repite, le gana la jugada.
Recoge las migajas dejadas en el suelo por el que pisan suelas ya gastadas.
Algunas traga sin siquiera hacer partícipes de la experiencia al olfato, al gusto.
Caen pesadas en el prisionero estómago.

Otras las desmenuza en su boca.
Saborea,
al sentir su textura en la lengua,
la derrota que implica tomarlas nuevamente.

Negocia con su pasado dejando atrás su nombre.
Liviana se vuelve piedra.

Carolina no se anima

Suele preguntarse todo mas de mil veces.
Cuenta con sus dedos, con sus años, con sus lágrimas que traga duramente y nunca salen, las veces en que ese interrogante aparece.
No quiere, porque no puede, porque sabe lo que se responderá.
Pero no lo acepta.
Ni pensarlo.
Emerge el vértigo, la falta de decadencia que tanto anhela, 
que resguarda en sus memorias.
Si da lugar a la respuesta real, 
aparece el hacerse cargo.

Es tan claro, Carolina, que tu rock reclama un ser en femenino.
Enfrentar los mas bellos, suaves y transpirados fantasmas que cuando se corporeizan saben dónde, saben cómo.
Quieren todo.
Pero ella no se anima y ahora me dice que nunca se lo interrogó.
Cuanto tuve su lengua en mi boca, cuando tuve sus pensamientos en los míos.
Cuando mastiqué y revolví mis mierdas con las suyas.
Cuando sufrí su alejamiento, gran vacío al no tenerme.
Profundo vacío al no tenerla.

Hoy la escucho decirme que no podría, casi lejana y extranjera.

Sin más lentes que mis pupilas fijas siento que ella siempre querría. 
Cercana.
Una noche, una tarde y sé que superará sus encierros.
Una mañana entredormida que se deje ser.
Que domine el Ello por una vez su mente cercada de detenciones, que aplique en sus recorridos neuronales el alcohol suficiente como el que me ahogó aquel enero.
Como el que me ayudó a atreverme a tomar mi vida y acercarla al abismo.
Caigo. Es aquí cuando la entiendo.
Carolina no puede ir en puntillas por el precipicio debido a que alguien la espera a la vuelta de mi calle.

Un lugar en el camino surcando sus consecuencias.

miércoles

Realidades y deseos

Apareció un día en mi vida, no recuerdo hoy cómo. Estoy haciendo el esfuerzo, pero no lo encuentro en mi remolino de pensamientos.
Mi cabeza enredada que al parecer tanto le atrae a Gonzalo.
Revuelvo, revuelvo pero no aparece el día. En otras líneas he reflejado mi poco interés por las inauguraciones de las relaciones así que dejaré ésta como una mas y comenzaré pensando que fue una charla entre muchas en la que pasamos a conversar conquistándonos sólo con ser nosotros mismos.

Gonzalo tenía problemas, él siempre con problemas. Yo tenía los míos, que aunque cambien de nombre, lugar y género también rondan por mis calles subalternas complicándolo todo.
A decir verdad todos tenemos problemas, pero Gonzalo además tenía realidades.
Sus realidades elegidas contaban con nombre y apellido, su apellido. Y los nombres tan pequeños que respiraban hace poco este humo pesado que compartimos los que vivimos en el conurbano, claramente le convertían la vida en un poco mas linda todos los días.
Sin embargo, los deseos de Gonzalo se veían entorpecidos por algunas de sus realidades y yo era una de sus torpezas.

Gonzalo y yo compartimos tantas horas de juego, miles de letras se juntaban armónicamente para conformar las frases mas punzantes, mas rebuscadas, mas sinceras que podíamos.
Otros juegos consistían en tocar virtualmente la puerta del lugar donde estaba el otro y tener una cita, sin vernos, sin rozarnos, sosteniendo nuestro vínculo en las letras.
Recuerdo como fuimos dejando de escuchar ese sonido que nos hacía encontrarnos en una charla desprovista de tiempo, llena de espacios imaginarios.

Recuerdo también una noche en la que llegué sorpresivamente. Lo vi, con su campera negra con tres rayitas y me quedé sin palabras por cuatro segundos. Eso es mas de lo que puedo mantener dentro de mi boca las palabras usualmente. Pero con Gonzalo las cosas son diferentes, con él las palabras era lo que sobraba, un rollo de papel higiénico hubiéramos llenado de palabras pero lo que teníamos pendiente eran las miradas, los respiros, la mano en la espalda que al saludar dictamina que el Otro está ahí y que no es uno más.

Después de un tiempo donde se habían secado las palabras, los sonidos y las miradas hacía demasiado no registraban la presencia del otro, nos cruzamos en un lugar lleno de gente. Soportamos las inclemencias de los demás que nos reclamaban, pero no podíamos dejar nuestra burbuja. No había nada mas que palabras pero ahora tenían voz y mirada. No podía dejarlas desfilar inocuas por el ruido del lugar. Sostuve mis impulsos.
Nunca habíamos rozado nuestras pieles, nunca lo hicimos.

El beso fue despedida, palabras envueltas en saliva sólo eran sello de una noche entre paréntesis que no llegó a llenar ni el prólogo de la que planificamos para encontrarnos.
Una noche, un vino tinto, mis escritos y sus canciones.
Las palabras vueltas voz. Las emociones, miradas. Los respiros, silencios compartidos.

lunes

El último impulso

Esa tarde
reuniré mis vidas y las haré cuerpo
ya no andarán perdidas ni inconclusas,
dejarán de ser herida que no cicatriza.

Marca penetrante de la insatisfacción perfecta.

El instante cuando confluyan materializadas
se ahogarán en reclamos,
respirarán su soledad compartida que las asfixia
en el cuerpo que ahora las cobija.

Caminaré con las olas golpeando mi pecho
aún firme por no haber sido alimento indispensable.
Pisaré errante la arena
obligándome a dudar por el miedo.

Confiaré en una de mis vidas
me tomará la garganta anudándola,
como para recordarme cuerpo
sometido a la angustia de la vuelta.

Usaré mi último impulso de vida para nadar torpemente hacia el fin sintiéndome libre,
sabiéndome control.
Certeza de anular dolores y contradicciones entre ellas.
Esa tarde,
el cuerpo les dará asilo final
en el mar frío de abril que las calmará
con un arrullo de paz.

miércoles

Foraneidades

Extraña,
extraño en parte mi seguridad en el lugar que alguna vez elegí para concretar mis sueños, desear mis años, construir mi aldea.
Ese lugar bello y tranquilo que simmula transparencia cuando suda cobardía y prejuicios.

Volver me regala cierta paz, aquella que me trajo ese mes tan frío
tantos caminos transito al irme casi exiliada de un lugar al que nunca pertenecí
Quise hacerlo hasta que abrí lo ojos y no pude mas que correr en dirección contraria a mi detención, hacia la salida decorada por un boulevard presuntuoso.
En el camino de huída recuerdo como sinuosa la recta mas lisa.

En parte extraño.
Ahí es cuando me siento extraña.
Foránea en ámbos lugares, foránea en mi casa y en la suya.
Foránea sin la nuestra.

Soy nada con él y eso es a lo que quisiera volver.
Ser otra, la que ahora me reclama.
Intento seguir siendo ambas, tal vez soy mas que dos.
Tres, cinco. No lo se.
Muchas y yo. Muchas yo.
Aquí la distancia.
Aquí el cansancio.
Aquí el miedo.
Aquí el desenfreno no tiene límite porque no existe.
Allí aparece el arte, aquí se vuelve simple movimiento espástico.
Allí aparece la independencia, aquí la soledad,
alli las luces, aquí la tierra.
Aquí la calma, allí la dependencia.

lunes

Una vida junto al mar

Lo veo solo. Acompañado por mil voces.


Lo veo solo.


Eligiendo sostener su caminar sobre la arena que lo vió crecer a él y a muchos quienes con el devenir del tiempo eligieron otras rutas aún sabiendo que aquí encontrarán su nunca-jamás.

Tato un día se quedó un día mas en su pueblo que amanece con olor a mar.
Se quiso probar a sí mismo que Marzo tenía una magia especial,
que sólo podía descubrirse aumentando su mirar perdido en las olas.
Siempre acompañado por el humo de su amigo más fiel.

Tato volvío a la rutina pero nunca dejó su paz marina.

A los pocos meses el sol aumentabla su presencia en los días dictaminando la llegada de la excusa que lo acercaría a su lugar de arrullo.
Verano.

Tato un día se quedó un día más.
Abril y Mayo pasaron volando marcando en su piel el destino buscado.
Volvío pero ya no pudo quedarse.
Su mirada se enturbiaba caprichosa exigiéndole ver diariamente al mar.

Ese que combina con sus ojos. Ese que los toma cautivos por inmensidad de momentos.

Esta vez el verano comenzó en primavera y logró ver el relucir natural del verde en colores.
Destellos de luz en atardeceres solitarios
como los que Tato busca, como los que necesita para soportar a la sociedad.

Ajeno.
Ese calificativo lo describe en su transitar cotidiano.

Inútilmente intento esquivar su persencia.
Tato tiene esa característica que me obliga a trabajar, esa emergencia que invade las venas y me detiene.
Analizo, convocada.

Tato un día se quedó un día más
quiso saber cuánto se enoja el mar en Julio.
Previno Junio y sostuvo entre pinceles Agosto.

Tato un año se quedó un año más y fueron tres y cuatro.
Veía pasar invasivos visitantes.
Algunos añoraba, otros con su presencia oportuna en los días previstos le recordaban las razones de su elección, las causas de su soledad ajena.

Un día llegué a su lugar que también es un poco mío y lo ví.
Creo que como nunca antes lo entendí.
Tanto como a mi sensación eterna al toparme con su alienación enmascarada.
Soledad enajenada.
Coincidencia con mis rumbos perdidos por caminos de los que sólo llevan a Godot.

Ese día lo vi, cercano a su cigarro.
Sin mas ropajes que su humo.
Allí, ese día no volví a sentirme convocada
comprendí que mi trabajo estaba hecho.

Tato una vida, se quedó una vida
junto al mar.

Mi avance

Buenos Aires me encuentra peligrosa,
allí cruzo convocada
en el rumbo bohémico seductor.
¿Qué será de mi sin ella?
Cuántas vidas se forjan en calles de ilimitadas historias
anhelos de libertad.

Almagro me encadena al Ser
negro profundo interior con matizados colores
destellos y reflejos que lo decoran,
lo vuelven real.
Pintan artistas, lo forman mis manos.

Buenos Aires respira mi avance
teme el retoceso del sentir cansado.
Abro la ventana del pasado, vuelven las caras, la humedad en los ojos,
la tibia y liviana potestad de las manos.
La protesta a gritos inocuos, porque ya no tiene cause, porque no tienen destino, porque no sonoídos.

Buenos Aires me vuelve color y taciturna.
día de acción, noche de búsqueda.
Detenerme aliena al miedo,
alienta el correr desaforada hacia una libertad solitaria.
Sola, entre voces internas, profundizo mis negruras.
Sola, en la convocatoria de las palabras, miradas, acciones, silencios ajenos, diversifico los colores.

Se asoma un lila.

viernes

Maligno Sr Neuro

Te imploro que aparezcas, miedo
Necesito sentir tu sabor en mi miel.
Las ideas desordenadas combinan con las prendas de mi placard e intento darles forma pero es inútil, la realidad, las distancias y los tiempos imprevistos se apoyan sobre ellas.

Ideas que en mi mente parecen desfilar entre carriles de algodón que las cautivan y persuaden para atraparlas en la comodidad que invita a dejarse llevar.

Los sentidos se confunden y al acostarme tu olor me distrae.
Sin saber quien sos, me expongo.
Muestro mis secretos, transparento aquello que me vulnera.
Tal vez ahi está el maldito Señor Neuro escabullendose para alejarte, para resguardarme.
Quién quiere ver de alguien sus miserias en una noche, de qué sirve embanderarse tras los tules del desparpajo.
Diciembre traerá nuevamente la soledad porque encargaré las flores para el entierro de este sol atrayendote mariposa a la luz para que te quemes velozmente.
¡Ahi estás, miedo!
Ahi está tu sabor.
Te descubro maligno,
te dejaré explayarte cuando llegues ya que otra no me queda.

Por ahora, me queda disfrutar de tu azulada mirada que me impregna el día entero de luz,
me queda recordarme entre tus suaves brazos que distienden mis suspiros,
me queda sambullirme en tu boca, donde mis besos se vuelven vino tinto.
Me queda sentarme a tu izquierda y esperar sorprenderme en un no-lugar donde las no-cosas pueden pasar.

Chapoteos

Sin demasiado en juego mojo las suelas en el chapotear de mi Almagro
voy a tu encuentro.
que en realidad es nuestro.



Poner algo de mí en él sería condición para que me veas.
Dejar caer esos fortines, que entres a Troya tocando la campana.
Dejarte pasar.

Quien verá de mí aquel rincón no serás este día.
Aquí, hoy, descubro simples recortes y destellos.
Aparece el cambio.
Pudiendo aclarar, no lo elijo.
Aventuro desconciertos.

Evado las sensaciones y recurro al pensamiento en círculos
Almagro me resuena, alma en negro.
O en negras y corcheas que se coordinan disarmónicas.
Quiebres, ansiedades.

Veo el camino, me falta poco.
Dejo estas líneas, transitaré otras.

Canciones de estereotipia

Debo admitirlo, la razón a veces no alcanza.
Un día canta un llanto diferente y un día alguien lo escucha.
Mil indicios se vuelven causas sólo cuando hay red para aunarlos.
Si esto sucede la red atrapa, no hay vuelta atrás.
La única opción es la salida que no admite como yo,
la razón a veces no alcanza.

Expulsa, catapulta.
Deja atrás sensaciones y transporta hacia otras.
Atrás, otras.
Una vocal de diferencia.
Atrás, otras.
Desasosiego.
Angustia por no tener palabras para explicarlo.
Debo admitirlo, la razón a veces no alcanza.

Quisiera no haber despertado esa tarde,
haber sostenido en mis pestañas la burbuja para que no explote.



Regreso al ruido, allí estoy a salvo.
Invaden mi cabeza las canciones de esteriotipia.
Las repito, las escucho, les doy lugar.
Me calman.
Me resguardo, sé quien soy en ellas.
Colchón de piedras, lugar común.
Escape.