lunes

Barro

Armonía encantadora que engatuza al devenir impetuoso
Seguirá la saga injusta con el avance.
Sí, hay secuencia pero el ciclo no tiene por qué ser repetición.

No es rumor sosegado, sino ensordecedora tierra barrosa.
Ese curativo, fresco y manso barro,
Ese que cuando se sumergen los pies en el río suaviza las pisadas.
Ese que hace resbalar al caminar más de algunos pasos.

Y voy.
Entro al río aún tentada por el mar.
Ingresar es tal vez notar que aunque la mirada al horizonte no permita ver el límite, allí está.
No es río, no desemboca.
Dique.

Y me resbalo.
Tambaleo.
Continuo pero empiezo a sentir la suavidad del barro como pegajosa.
Aquietante.
Extraño las olas, el vértigo cuando el mar se manifiesta en revolcones de mi cuerpo por la arena.

Arena compuesta.
Firme cuando mojada, libre en el sol.
Allí mi cuerpo, confundiéndose con su erosionante presencia.
Allí no, cuando permanezco en este dique donde el barro ya me resulta pantano.

Salgo.
Quiero en mis pies arena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario