lunes

Ese desprejuiciado momento perdido en el tiempo

Por no reaccionar a tiempo, he machucado mis planes.
Negándolos por no decir, hacer, frenar.
Basta.
Vasta experiencia de límites excedidos, rebasados, que chorrean basuras y desprestigian mis preceptos.

Con ella pude, hoy dije basta y en algún rincón lejano esperaba su reacción. Pequeños indicios que no alcanzaron.
No para mí, no con ella.
Es alma y capricho.
La respiro, la miro pero no debo avanzar, ni reaccionar, con ella no.

He aprendido en lecciones reiteradas las artimañas que adornan el comportamiento histérico.
Cuando yo no, vos sí.
Cuando yo sí, vos no.
Básico.
Me aburre, prefiero la simpleza, la entrega.

El encontrarse desprevenido mirando al otro y que en la cara se perfile indisimuladamente una sonrisa, allí donde en los ojos se nota el destello imparable.
Ese desprejuiciado momento perdido en el tiempo.
Segundos de placer sostenidos en la imagen de la persona que se lleva la atención distraída que ancló su barco en ese puerto sin permiso.

Y me golpean.
Dejá de mirarla idiota!
Idiocia es ese estado donde el Sujeto no tiene la capacidad de la palabra.
Dejá de mirarla idiota!
Es claro, no hay palabras que describan este ingenuo momento

Detenida en la curva que se dibuja entre sus labios cuando la luz choca desde atrás relatando en silencio mis fantasías de besarla.

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