lunes

Escalera mecánica

Grises las ropas
Caminan paralelos, no se miran.
Algunos de negro. El invierno los ha convencido del color.
Están tan cerca que sus cuerpos se rozan pero eso no logra conmoverlos.
No sienten la fricción del otro.
El desgaste del otro.
Su olor.
Su cansancio y su pena.
Quizás son idénticos pero se desconocen, tanto como a sí mismos.
Caminan paralelos.
Suben escaleras mecánicas para evitar el movimiento voluntario.
No sé. ¿Será que no quieren poner en práctica el ejercicio de la voluntad porque de esa manera se arriesga demasiado?
Cansados de no ser, responden. Suben escaleras mecánicas.
Se toman un subte por una estación. Corrientes – Once.
Los miro.
Exclamo, cuatro cuadras! Cuatro escaleras mecánicas, hacinamiento, espera, cara de resignación.
Me pregunto. ¿Qué será de sus vidas, tendrán dónde llegar, porqué caminan paralelos en grises refunfuños?.
Gris. Lamento.
Así por lo menos tienen tema.
Ahí voy desentonando. Campera verde, botas violetas. Igual tengo negros, tengo grises, tengo inviernos.
No vengo de trabajar y aunque viniera...
No voy a una casa donde quiero escapar.
No sé.
Creo que los subestimo. Sus caras me dan tristeza, la mía tal vez a ellos.
Soy parte, con ellos, conmigo.

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