lunes

Fascinante independencia

Quizas duerme,
Siente el ahogo que reclama a la soledad cuando las paredes se acercan movedizas e invasivas.
La soledad es aquella sensación que no aguanta la débil figura del que danza sutilmente en las arenas de la sin razón. Esa que sólo encubre los momentos desesperantes, con el artificial nombre de independencia.
Porque la muy guacha aparece. Simple careta de libertad que solo tapa la cara al dejar libres a los pies.
Muchos no la aguantan, sin embargo la pseudo-valiente fierecilla sin rey la desafía constantemente.
No sin caer, sería el camino fácil. Sigue cayendo y zapateando entre las piedras que se empecinan en saltar a su encuentro como obstáculos burlones.
Esa soledad que tanto interroga y molesta, cuestiona los estandartes inadecuados para este mundo con mentiras, disfraces  e ironías. Que difícil esperar que de ella emerjan los pensamientos claros y pertinentes. Como enloquece la soledad a la maquinita…
Ella está sentada, nunca esperó pero espera.
Ella está pendiente, como cayendo lentamente.
Irresuelta. Revuelta.
Ella está presente, ante su ausencia descarada.
Crea un mundo inofensivo donde menearse libremente. Pero un día, ese mundo aparentemente seguro se le viene encima, esas paredes empiezan a acercarse.
Ahora se ahoga.
Quiere gritar, pero nadie escucha.
Grita, es inútil.
Siente que se perdió algunos capítulos de la novela, tal vez tendría que dejar de verse envuelta en una  novela.
Sigue sumando ejemplos a sus experiencias que la llenan de desconcierto social dejándola en un vacio severo, torturante…
Despierta.

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