lunes

Cigarrillo

Llegando a destino apareció tu imagen, por una de esas asociaciones que tiene una cabeza que nunca para. Tu imagen al tomar un cigarrillo.

Pensé en ese momento cuan diferente era a la del resto. Al instante me pregunté qué será “el resto”, quienes estarán?, los no-vos?, que estaré sumando? O en todo caso restando…nunca me llevé bien con la aritmética.
Volviendo.

Agarrás el cigarrillo con el dedo de al lado del chiquito y lo sostenés con el pulgar para llevártelo a la boca con una mirada profunda hacia los ojos de la persona en que estás interesado en ese instante. Por lo menos me gusta recordarte en esa actitud como en una secuencia de fotos, clavándome tus ojos que intentan mirar más allá, como cuando me siento sola a mirar el mar buscando respuestas, pero sobre todo preguntas.

No es que siempre tomes el cigarrillo igual, es más creo que es específicamente en esos momentos especiales donde se enciende la curiosidad. Pero no lo sé, no tengo un registro claro y certero, no tuve tiempo de abrir mi imaginario cuadernito mental de gestos ajenos a analizar.
Esta conducta, por lo general se lleva mis divagues. Él tenía una forma súper especial de fumar. ¡Como me gustaba! Podíamos estar peleados, espacialmente lejos o simplemente embroncada porque siempre me dejaba sola pero Él encendía ese negro aceitunado, de esa particular manera, siempre igual y yo me derretía. Sus ojos entre el humo, esos dedos largos tomando al cigarrillo casi como si le diera el lugar de preferencia, el lugar del placer, el lugar que yo quería ocupar. Él un día dejó de fumar y yo un día tuve que dejarlo. Tal vez dejé de amarlo pero aún espero que se apague mi mirada admirada y mi sonrisa sonrojada al verlo. Quizás un día suceda. Triste realidad.
Pero volviendo al Otro tomador extraño de cigarrillos. Por ahora, sólo tengo algunas secuencias de imágenes y la que más me provoca es esa que consiste en: agarra el paquete con la derecha, me mira y lo golpea del lado cerrado contra su mano izquierda…Siempre la derecha golpeando con su lado más cerrado y conservador a la izquierda…

Volviendo.

Sale un cigarrillo, lo toma con la izquierda y se lo pasa a la otra para mecerlo entre sus dedos hasta llegar al ¿anular?...Agarra el encendedor y mientras me mira intercaladamente entre el fuego, lo enciende… dando una seca, petrifica sus verdes ojos en los míos mientras balbuceo incoherencias disfrazadas de grandes ideas.
Ya hace rato que no sé lo que digo, estoy detenida en el tiempo examinando la secuencia de su exclusiva manera de intervalar humo y miradas entre sus manos.
Ya hace rato se me viene a la mente la canción de Sabina; si me dan a elegir quisiera ser cigarrillo en tu boca y que seas arañazo en mi espalda.

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